Brujas exorcizaron a muñeca maldita en Buenos Aires

Las mujeres que se dedican a las artes mágicas, lograron sacar fuera del juguete un espíritu maligno que sería el responsable de inexplicables acontecimientos.

General 23 de abril de 2021
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Hace pocos días, en este medio te contábamos la historia de la muñeca maldita de Boedo. Pero faltaba algo, darle un cierre al tema y ayudar a la familia para que pueda volver a su hogar, lugar que aparentemente estaba ocupado por un espíritu maligno.

Barajamos varias posibilidades, desde santeros, sacerdotes pero decidimos que la mejor opción era comunicarnos con nuestra vieja amiga Liliana Chelli.

Conocida por ser una difusora del tema de los seres elementales de la naturaleza, tiene su propio aquelarre y se definen abiertamente como bruja. ¿Por qué brujas?, porque era muy importante tratar de una forma natural, entiéndase por natural la utilización de elementos provistos por el medio que no implicara la destrucción de la muñeca.  Una condición imprescindible que puso la familia para entregarle a este cronista el juguete.

La historia

En setiembre del año pasado, tomamos conocimiento de una historia tan aterradora como sorprendente; una familia que se había mudado a un departamento ubicado sobre la avenida Independencia, en el barrio porteño de Boedo, estaba pensando dejar el lugar por supuestos fenómenos sobrenaturales. 

Los hechos comenzaron a principios del 2020 cuando obreros trabajaban en mejoras de lo que se convertiría en el hogar familiar encontraron arriba de un armario una muñeca adentro de una bolsa. Como los dueños de la casa tienen una hija, pensaron que el juguete le pertenecía a ella y la volvieron a colocarla en el techo del mueble.

Hasta que comenzó la cuarentena, todos los fines de semana los López, nombre ficticio porque no quieren ser mencionados, pasaban por el lugar a limpiar el polvo típico de la obra y a controlar el avance de la misma. Fue en una de esas limpiezas que apareció nuevamente la muñeca y la pequeña hija la adoptó como su nuevo juguete preferido. Ahí comenzaron los problemas.

Los padres de la niña de 7 años comenzaron a notar que la pequeña mantenía conversaciones con la muñeca. Era más que una relación con un amigo imaginario. Un día, la hija de los López apareció con el pelo corto. Se había cercenado el cabello con unas tijeras de la madre.

La pequeña culpó a su amiga de plástico por lo que había pasado. En esos días también ocurre otro acontecimiento inexplicable: López observa una enorme sombra negra suspendida en uno de los vértices de su dormitorio. Era domingo y se despertaba de una siesta.

Los extraños acontecimientos llevaron a una medida desesperada: la familia decidió irse del lugar. Volver a la casa de los abuelos paternos mientras veían que hacer con los inexplicables sucesos.  Llevaron curas, sanadores y hasta maestros de yoga, cada uno intentó por sus medios solucionar el problema, pero nadie dio en el clavo.

El exorcismo

El ritual se realizó en un bosque ubicado en Ezeiza. Hasta unos minutos antes de encontrarnos, no nos revelarnos el lugar para preservar la zona en donde suelen reunirse para realizar sus encantamientos y hechizos. Participaron cinco mujeres: Liliana, María, Analía, Romina y Melisa. Todas se autodenominan “brujas”.

Llevaban puestas capas negras con capuchas y se movían entre la vegetación con una notable solemnidad. No estaban jugando, estaban a punto de realizar un exorcismo a un artefacto maldito. Cuando se reunieron, todas sabían exactamente lo que tiene que hacer. Se nota que no es la primera vez. Una mujer grita y la muñeca se cae al piso. Otra la recoge. “Está demasiado cargada”, exclama Analía.

Dejan el juguete en el suelo y comienzan a pronunciar mantras. Mientras eso ocurre, el entorno parece silenciarse. Puede ser solo sugestión, pero es extraño. Pocos minutos después se dirigieron a un arroyo cercano, colocaron la poseída de plástico sobre un tronco y las brujas comenzaron a dar vueltas en círculos.

Llegó el momento de la liberación, Las mujeres se ven cansadas y no dicen una palabra mientras caminan nuevamente entre la vegetación. Les llevó varios minutos volver a hablar. La muñeca ya estaba envuelta en un paño estampado con extraños signos. Lista para viajar a un lugar en donde ya no podrá dañar a nadie. 

El futuro de la muñeca

Aurora, tal el nombre que le puso la pequeña de la casa, permanecerá en un sitio que por el momento mantendremos bajo cuatro llaves. Lo que podemos contar es que una vez cada quince días este grupo de mujeres que realizó la limpieza energética se comprometió a realizar una especie de “mantenimiento” al juguete para evitar que la entidad vuelva y pueda ocasionar algún problema en la casa que actualmente la está alojando.

Por otro lado, tenemos entendió que en las próximas horas la familia que desde octubre del año pasado venía padeciendo un calvario, estaría volviendo definitivamente a su hogar. La pequeña de la casa ya no ve a su amigo imaginario y en el departamento no se escucha ruidos extraños.

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