Un ex empleado del Siprosa detenido dice estar dispuesto a hablar

Jesús Busto, preso por traficar marihuana, junto al concejal y ex dirigente de ATSA José Luis Coronel, quien se despegó diciendo que fue una foto casual.

General 10 de marzo de 2021
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Desde que fue detenido tratando de ingresar a Tucumán con 120 kilos de marihuana en el auto de su amiga Mónica Mabel Costilla hace casi cinco meses, el ex empleado del Siprosa Jesús Busto guardó silencio, enclaustrado en un calabozo en Santiago del Estero.

Ahora, sus nuevos abogados Javier Lobo Aragón y Anibal Paz, aseguraron que su cliente esta dispuesto a hablar a decir todo lo que sabe, sosteniendo su inconciencia con pruebas y en condición de testigo arrepentido. ¿Arrepentido de qué si es inocente? Bueno esa parte no quedó del todo clara.

Según los letrados, el silencio de busto se debió a que la fiscalía Indiana Garzón, no le dio las garantías necesarias, algo que solicitaron ahora en una nueva audiencia que ya tiene fecha y tras la cual actitud del detenido podría cambiar, algo que podría poner nervioso a mas de uno en Tucumán. 

Es que mientras Bustos no decía nada sobre el asunto. su entorno laboral y sus redes sociales deban algunos indicios que llevaron a que la causa que lo tiene como protagonista, se vincúlala con otra que salió a la luz a pocos días después, involucrado a otros empleados de la misma cartera.

Los compañeros de trabajo del joven de Delfín Gallo revelaron que a poco de ingresar, fue sancionado por actos de indisciplina, incluso llego a ser separado de su cargo, pero poco a poco volvió, creen que apadrinado por alguien con el peso necesario para hacer una movida de tal magnitud.

La venta de insumos médicos que se entregaban a título gratuito entre sus vecinos de Delfín Gallo y el pedido de dinero a sus compañeros que nunca devolvía, fueron señalados como los motivos de las sanciones y traslados que recayeron sobre Busto, hasta que recaló en “Tucumán te Cuida”, el plan que lo puso en situación de poder cruzar los límites provinciales sin ser molestado en medio de las restricciones impuestas por la pandemia.

Con ese escudo protector hizo el viaje que según su amiga, iba a ser a Santa Fe, para traer a una persona a Tucumán, pero que de acuerdo con su relato, recaló en Quimilí, donde en una finca que parecía tener una pista de aterrizaje clandestina en medio, dos sujetos atiborraron el auto de cajas con marihuana con las que volvieron a Tucumán.

Cuando Costilla habló dijo no saber nada sobre la droga y afirmó que, asustada por lo que sucedía, decidió entregarse en el primer control policial que vieran, y esto fue en el límite, de regreso a Tucumán, versión que aparece corroborada por el registro de las cámaras de seguridad.

La pregunta ahora es qué dirá Busto sobre esto. Porque si es inocente como dice, entonces la culpa recae en su compañera, que fue quien hizo posible que se descubriera el tráfico de la droga.

Otra duda que surge es por qué hablar ahora. Lo hará impulsado por la declaración de Costilla, que lo incrimina. Será que más de cuatro meses en el calabozo lo ablandaron. O acaso se sintió abandonado por aquellos que le permitieron superar todas las sanciones laborales para seguir en el Siprosa hasta llegar al lugar ideal para hacer viajes como el que le terminó costando su libertad.

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